Dice de él la prensa estadounidense que es el cirujano más reconocido del mundo entero desde los tiempos del doctor Barnard (primer trasplante de corazón, 1967). He visto en fotos que en China lo reciben con neones ("¡Bienvenido doctor González!"). En La Habana le rinden homenaje los hermanos Castro y su elite médica, y con inquietud lo esperan en Rusia, Nueva York, Cambridge, Arabia Saudí, Brasil, Ámsterdam, Sudáfrica y, así, el planeta alrededor.
¿Pero cuál es el tan aplaudido mérito de este pequeño gran hombre, médico de la Sanidad pública española, a quien sus pacientes y colegas llaman doctor Diego? Algo tan sencillo de contar como haber deducido (algo más exacto que inventado) una técnica quirúrgica, pionera en el mundo, capaz de extirpar a través de una única y clarividente incisión los tumores más enrevesados y letales en el tórax (principalmente pulmón). La Uniportal VATS (cirugía torácica asistida por vídeo a través de un solo portal, en su acrónimo inglés).